El nuevo impuesto a los hórreos desata una tormenta política. Los expertos señalan que no son viviendas y que la medida podría ser el tiro de gracia a una tradición de 500 años

Gaspar Melchor de Jovellanos escribió en su primer testamento que quería ser enterrado bajo un hórreo. Más de dos siglos después, en el bazar chino de la calle Jovellanos de Gijón, venden todo tipo de ‘merchandising’ del icono arquitectónico asturiano, de llaveros a imanes de nevera, aunque la principal amenaza de los hórreos en 2017 no sea el ‘kitsch’, sino el IBI… Bienvenidos al último gran psicodrama folclórico asturiano.

«Cobrar el IBI a los hórreos es un disparate». Lo dice Joaco López, director del Pueblo de Asturias, delante de un hórreo del siglo XVIII del bucólico museo gijonés al aire libre. “Los propietarios de los hórreos ya tienen bastantes cargas. Si los quieres restaurar, por ejemplo, tienes que hacerlo como diga la Consejería de Cultura. Pero en lugar de compensarles, les penalizamos con el IBI. ¿Por qué no se aplica el mismo régimen a los hórreos que a la Iglesia? ¿Queremos promover la conservación de estas construcciones sí o no?”, se pregunta López.

«El hórreo es hoy un trasto inútil para los paisanos. Si encima empezamos a cobrarles, pues pasa lo que pasa: que los hórreos se derrumban misteriosamente por las noches…»

El IBI es un impuesto municipal que se cobra a todos los propietarios de un inmueble (casas, terrenos, etc.), aunque hay sonoras excepciones: los edificios propiedad del Estado o de la Iglesia, pero también conjuntos históricos protegidos o monumentos de más de 100 años de antigüedad… como algunos hórreos. O al menos así era hasta ahora… La Ley Reguladora de las Haciendas Locales establece que los bienes citados en la Ley de Patrimonio Histórico Español, como los hórreos centenarios, están exentos de IBI, pero todo ha saltado por los aires recientemente: la última revisión catastral de Hacienda ha abierto la puerta a que los ayuntamientos asturianos empiecen a cobrar el impuesto de bienes inmuebles (IBI) por hórreos y paneras (tipo de hórreo de mayor tamaño, con seis pies/pegollos en vez de cuatro).

“Desde el catastro dieron esa posibilidad y los ayuntamientos se abalanzaron sobre los hórreos como aves de rapiña”, cuenta Ignaciu Llope, etnógrafo, escritor y miembro de la Fundación Belenos.

Los ayuntamientos de Gozón, por ejemplo, ya están cobrando a los dueños de los 745 hórreos del concejo, incluidos los centenarios. Según informó ‘El Faro’, los dueños de un hórreo ‘modesto’ (35 metros cuadrados) pagan ahora unos 50 euros, aunque un vecino habría denunciado al catastro “porque le querían cobrar 500 euros por una panera”.

No es la primera vez que vecinos rurales del norte de España se llevan las manos a la cabeza tras un catastrazo: la inclusión de los gallineros como ‘uso residencial’ generó hace unos meses malestar en Galicia. Al margen de que uno no puede evitar imaginarse a la Gallina Caponata viviendo a todo trapo en un chalé cuando ve juntos los conceptos ‘gallineros’ y ‘uso residencial’, una cosa parece clara: la creciente flexibilidad del IBI tiene bastante que ver con los graves problemas de financiación municipal.

«Es la sentencia de muerte a cientos de hórreos»

Es la típica medida hecha desde la ignorancia y la desinformación. Los ayuntamientos buscan sacar dinero de donde sea… sin medir las consecuencias. Es la sentencia de muerte a cientos de hórreos. El hórreo es hoy día un trasto inútil para los paisanos: les estorba en la corrada [corral], les estorba en el centro del pueblo, no tiene ninguna funcionalidad salvo como almacén de trastos, y ni eso. Si encima empezamos a cobrarles, pues pasa lo que pasa: que los hórreos se derrumban misteriosamente por las noches, como ocurre donde yo vivo [Tineo], que ya se han caído unos cuantos. ¡Qué mala suerte! Un paisano del medio rural que cobra 600 euros de pensión y paga 200 de IBI por su casa, que aquí las casas son enormes, ¿crees que va a pagar encima 70 u 80 euros de IBI por su hórreo? ¿Cuánto tiempo va a tardar ese hórreo en desaparecer? Van a caer por cientos”, augura Llope.

La trama política

Podemos registró hace unos días en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para pedir la suspensión «inmediata» de la tasa como «medida de choque» para evitar la «degradación de los hórreos». IU ha anunciado una iniciativa a nivel municipal para eximir del IBI a paneras y hórreos centenarios, que contarían con una bonificación del 90%. Por otro lado, la Consejería de Cultura del Principado (PSOE) estudia ahora cómo reforzar la protección de los hórreos por la vía legal.

«¿Los partidos políticos que están contra el cobro del IBI no son los mismos que están cobrando el IBI en los ayuntamientos?»

Aunque algunos han denunciado la situación con más energía que otros, a ningún partido político asturiano le interesa que se lo asocie con una medida poco popular y que se interpreta mayoritariamente como un ataque a un icono. Manifestarse contra los hórreos en Asturias es como manifestarse contra el chocolate en la fábrica de Willy Wonka o contra las pirámides en Egipto. Así que estaríamos ante un extraño caso de consenso político, eso sí, pleno de grietas y paradojas. “Todos los grupos políticos están de acuerdo en que hay que frenar el IBI, lo cual no deja de tener su gracia. Vamos a ver: ¿los partidos políticos que están contra el cobro del IBI no son los mismos que están cobrando el IBI en los ayuntamientos?”, se pregunta Joaco López con retranca.

Con Airbnb hemos topado

Una de los argumentos más habituales contra la medida es que los hórreos no son muebles inmuebles, ergo el IBI no pintaría nada en esta historia. “Digan lo que digan, el hórreo es un bien mueble, igual que una silla, porque se puede trasladar. Según el derecho consuetudinario asturiano, no es necesario que el propietario del suelo y el propietario del hórreo sean la misma persona. Los hórreos se pueden desmontar, trasladar y volver a montar, algo que tiene que ver con su uso tradicional como graneros”, tercia Ignaciu Llope.

“El hórreo no puede utilizarse como vivienda, es ilegal”, explica la abogada Yolanda González Huergo. Legal o ilegal, en Asturias existen hórreos reconvertidos en viviendas… y se anuncian en Airbnb: «Hórreo vivienda con dos habitaciones, salón, cocina y baño. Jardín de 1.500 metros. A cinco minutos de dos hermosas y tranquilas playas. A 1 km del pueblo de Celorio. Frigorífico, vitrocerámica, televisión, es todo abuhardillado. En algunas zonas mide 1,60 de alto». He aquí un reciente anuncio de Airbnb en el que se ofrece un hórreo/vivienda en alquiler —59 euros la noche— para pasar unas vacaciones rurales en la zona de Llanes. Y no es el único. Otra cosa es que los hórreos vivienda sean minoritarios.

«La ley asturiana de patrimonio es muy estricta con esto: los hórreos no se pueden convertir en viviendas, es ilegal»

“A partir de los años sesenta, unos pocos hórreos se adaptaron como vivienda. Es cierto que hubo cierta picaresca: gente que se metía a vivir en el hórreo para no pagar el IBI. Eso es verdad, pero son poquísimos, y en su mayoría de construcción reciente. Hay hórreos aún en pie de antes del descubrimiento de América, veremos por cuánto tiempo… Si el legislador tuviera un poco de cabeza, gravaría el uso como vivienda exclusivamente, y no el uso tradicional, pero es que lo gravan todo, el edificio en sí mismo, no su uso. En Asturias hay más de 20.000 hórreos y no todos tienen el mismo valor, pero es que se está gravando a edificios del siglo XV, XVI y XVII con un enorme valor patrimonial y cuya conservación no es precisamente barata”, explica Llope.

“Los hórreos son trasladables, no son bienes inmuebles. Solo puedes tener un hórreo en una finca si tienes una vivienda previa. Tampoco se pueden cerrar por debajo [los hórreos se construyeron elevados sobre el suelo para proteger el grano de los ratones y la humedad]. La ley asturiana de patrimonio es muy estricta: los hórreos no se pueden convertir en viviendas, es ilegal, al margen de que desvirtúa lo que son y lo que representan. Igual hay que dar una segunda vida a los hórreos ahora que no se utilizan como almacenes, pero entonces hay que cambiar la ley. Y si se quiere que los hórreos reconvertidos en vivienda paguen como bien inmueble, hay que eximir al resto”, cuenta González Huergo.

Hórreo del Museo del Pueblo de Asturias (Gijón).
Hórreo del Museo del Pueblo de Asturias (Gijón).

Un objeto del pasado

Los hórreos están protegidos en España desde 1973, cuando un decreto de Francisco Franco puso cargas proteccionistas a los propietarios: no se podían destruir y cualquier reparación tenía que ser autorizada por una autoridad competente. La última ola de medidas llegó en 2001 de la mano de la Ley de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias.

El problema de fondo es que los hórreos han llegado al siglo XXI sin una utilidad clara. “Todavía hay alguna familia que los utiliza como granero, pero la mayoría son ahora trastos; eso sí, trastos patrimoniales muy valiosos que tienen el valor simbólico de identificar y definir el paisaje asturiano, ni más ni menos”, explica Llope.

La Ley de Patrimonio impide modificarlos o darles otro uso más allá del granero, lo que impide rentabilizarlos económicamente.“Según el reglamento, si dejas caer un hórreo, estás incumpliendo la labor de conservación de un elemento patrimonial. En el solar de un hórreo solo se puede edificar otro hórreo. Y en caso de traslado, también hay requisitos que cumplir. Así que, por un lado, impones medidas proteccionistas, algunas de ellas discutibles, para conservar el patrimonio; pero por el otro, potencias que se dejen caer los hórreos para burlar el pago del IBI. No hay quien lo entienda”, explica la abogada González Huergo.

«Al mismo tiempo que impones medidas para conservar el patrimonio, potencias que se dejen caer los hórreos para burlar el pago del IBI»

La crisis ha acabado casi del todo con las subvenciones a la reparación y mantenimiento de hórreos. No obstante, algunos expertos dudan sobre la efectividad a medio plazo de dichas ayudas, y abogan por la implicación directa de la Administración. “Poner la conservación del patrimonio en manos de subvenciones es un dislate, entre otras cosas porque no todos los hórreos son iguales. Hay hórreos con decoraciones pintadas del siglo XVI, paneras del siglo XVII… Dentro de la arquitectura europea en madera, el patrimonio asturiano es excepcional. Los hórreos del siglo XVI se están cayendo, primero porque son los más antiguos, y segundo porque muchos son de propiedad compartida y están en las plazas públicas de los pueblos. La Consejería de Cultura debería asumir su restauración y apoyar a sus propietarios”, opina Joaco López.

La muerte del campo

Apoyar a sus propietarios, cabría añadir, antes de que se mueran. Porque también estamos ante un hecho biológico: la decadencia del hórreo es la decadencia del medio rural asturiano. “Los dueños suelen ser gente mayor, jubilados, que ya no viven del campo. Muchos optan por dejar caer los hórreos dada la gran cantidad de trámites para su conservación y traslado. No permiten nuevos usos, solo puedes almacenar una cosecha que ya no tienes, y para colmo ahora tienes que pagar el IBI. No puede ser que el hórreo sea una carga imposible de llevar”, añade González Huergo.

“Es un bien cultural que identifica al paisaje asturiano. Yo no digo que los subvencionen, pero al menos que no pongan trabas y tengan un futuro. El mundo rural asturiano se está despoblando. Hay hijos que mantienen mal que bien las caserías donde vivieron sus abuelos y sus padres, pero de seguir así, ni mantenerlas ni gaitas, dejas que se caigan y la ruina no paga IBI”, zanja Ignaciu Llope.

Ofrecido por: elconfidencial.com

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